Mecanismos e impacto de las enfermedades inflamatorias en la reproducción de las vacas lecheras

El 22 de marzo, el Dr. José Santos, Profesor de la Fundación de Investigación en el Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Florida dio una conferencia titulada "Mecanismos e impactos de las enfermedades inflamatorias sobre la reproducción en vacas lecheras"

Durante la presentación, el Dr. Santos explicó que el parto seguido del inicio de la lactación plantea nuevos retos a las vacas lecheras. Esto requiere una adaptación refinada del metabolismo de la vaca lechera para adaptarse a los cambios en la partición de nutrientes de las vacas lecheras. El flujo hepático de sangre, glucosa y AGV cambia drásticamente[1]. El excesivo balance negativo de nutrientes de las vacas lecheras durante las primeras semanas después del parto conduce a una intensa movilización de los tejidos grasos, generando metabolitos lipídicos que son citotóxicos para las vacas lecheras[2]. Según el Dr. Santos, una mala transición a la lactación aumenta el riesgo de enfermedad, ya que entre el 30 y el 35% de las vacas lecheras se ven afectadas por enfermedades en las 3 primeras semanas de lactación y el 78% de los primeros diagnósticos de enfermedad se producen en las 3 primeras semanas posparto[3].

Las enfermedades posparto de las vacas lecheras inducen inflamación y daño tisular. Esto altera la distribución de nutrientes para favorecer el control de la infección y la reparación de los tejidos. Como resultado, se produce un cambio en la fisiología. La prioridad pasa de la producción de leche a la supervivencia. Múltiples estudios en vacas lecheras han confirmado, por ejemplo, que la endometritis en vacas lecheras provoca un crecimiento folicular[4] deteriorado, una reducción de la clase de ovocitos[5] y de la calidad del conceptus y un desarrollo deficiente de la mórula[6]. En conclusión, todos estos cambios causados por la inflamación no sólo tienen un impacto negativo en la producción de leche después del parto, sino que también causan efectos negativos a largo plazo sobre la fertilidad y la reproducción de las vacas lecheras.