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La simple mejora de la gestión de la transición no siempre será suficiente para que una explotación sea rentable

La gestión de la transición tiene un gran impacto en la producción media diaria de leche de una vaca, pero se necesita más.

La cantidad de leche que produce una vaca por día de vida, también conocida como Rendimiento Diario de por Vida (LDY, por sus siglas en inglés), es el parámetro más utilizado para medir el rendimiento de las granjas lecheras1,2. En la mayoría de los países, una granja comienza a ser rentable si la LDY supera los 15 kg/leche/vaca/día86.

La gestión de la transición tiene un gran impacto en la LDY, pero la simple mejora de la gestión de la transición no siempre será suficiente para que una explotación sea rentable.

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Los primeros 30-60 días de lactancia son los más críticos para el rendimiento lechero

En primer lugar, una buena gestión de la transición no debe apuntar únicamente a aumentar la cantidad de leche producida. Las medidas para mejorar la función ruminal y la fermentación deberían dar como resultado una cantidad máxima de grasa láctea producida, mientras que las medidas para aumentar el suministro de energía a la ubre deberían dar como resultado una cantidad máxima de proteína láctea producida.

La fase más crítica para los dos parámetros mencionados son los primeros 30-60 días de lactancia. La dieta, el manejo de piensos, la gestión de los establos, el manejo de la salud y el uso correcto de los suplementos en el período anterior e inmediatamente posterior al parto deben garantizar que se produzca la cantidad óptima de leche con corrección energética.

Maximizar la palatabilidad del ensilado evitando la pérdida de valor nutricional

Más allá de los 30-60 días de lactancia, el factor más importante que influye en el rendimiento de las vacas lecheras es la calidad del forraje con el que se las alimenta. En el caso del ensilaje de hierba, heno o maíz, la calidad puede verse afectada en la cosecha, pero también en la alimentación cuando se prepara la TMR.

Garantizar que la calidad de la leche cumpla con los estándares cada vez más exigentes

La calidad de la leche es cada vez más importante. Tradicionalmente, el recuento de células somáticas ha sido un parámetro de calidad muy común, con un potencial impacto negativo en el precio de la leche si es demasiado alto.

Más recientemente, la posible presencia de aflatoxinas se ha convertido en un problema. La conservación incorrecta del ensilado puede provocar la exposición de las vacas lecheras a las micotoxinas. Algunas de estas micotoxinas causan problemas en las vacas después de la exposición. Las vacas son relativamente resistentes a los efectos de las aflatoxinas. Sin embargo, la exposición de los humanos a las aflatoxinas puede causar problemas de salud. La UE tiene regulaciones más estrictas que EE. UU. con respecto a las concentraciones permitidas de aflatoxinas en la leche para consumo humano. Según la legislación de la UE, el nivel de aflatoxinas en la leche debe ser inferior a 50 ng/kg en la leche, mientras que 500 ng/kg es aceptable para las autoridades estadounidenses84.

Por último, las preocupaciones sobre una posible correlación entre la enfermedad de Johne en las vacas lecheras y la enfermedad de Crohn en humanos han dado lugar a una mayor preocupación por la contaminación de la leche con Mycobacterium paratuberculosis (MAP)85.

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