La alimentación con gluconato cálcico protegido en el rumen aumenta la producción de leche en 2 explotaciones lecheras de Polonia

La restricción alimentaria y el estrés térmico pueden causar acidosis del intestino posterior y "intestino permeable" en las vacas lecheras. Las estrategias nutricionales pueden ayudar a mitigar los efectos del intestino permeable en las vacas lecheras. El zinc puede reducir el estrés oxidativo de las vacas lecheras y mejorar la respuesta inmunitaria. Los minerales traza hidroxiclorados tienen una mayor biodisponibilidad que los minerales traza sulfatados. La mayor cantidad de zinc disponible para la vaca lechera favorece una mejor salud de los enterocitos y reduce la infiltración bacteriana y la aparición de inflamaciones sistémicas en las vacas lecheras.

Selko LactiBute mejora la salud del intestino posterior y reduce la activación inmunitaria sistémica del ganado. Como resultado, los niveles de almidón en las heces disminuyen, el pH fecal aumenta y la ganancia media diaria del ganado vacuno alimentado con Selko LactiBute mejora en 95 gramos/día.

Se llevó a cabo un ensayo con Selko LactiBute en vacas lecheras en 3 explotaciones lecheras de Francia. La producción de leche de las vacas tratadas con Selko LactiBute se comparó con la producción de leche prevista en función del potencial genético del rebaño. Selko LactiBute mejoró la persistencia de la producción de leche. Antes del inicio del ensayo, la producción de leche en los 3 rebaños lecheros era igual al potencial genético de las vacas lecheras del rebaño. Durante los 4 meses que las vacas estuvieron con Selko LactiBute, se observaron diferencias en la producción de leche de hasta 2,7 kg de leche al día.

Selko LactiBute se probó en 6 explotaciones lecheras comerciales holandesas. En comparación con los controles y en comparación con su potencial genético, las vacas lecheras alimentadas con Selko LactiBute tuvieron un aumento de la producción de ECM de 0,8-1 kg.

Un ensayo realizado en ganado vacuno demostró que Selko LactiBute, que contiene gluconato de calcio protegido en el rumen, tenía un efecto prebiótico en el intestino posterior del ganado. El resultado fue un aumento de los niveles de acetato y propionato y una tendencia hacia niveles más altos de butirato en el intestino posterior. El butirato puede reducir el riesgo de acidosis del intestino posterior en las vacas lecheras.

Los NEFA elevados, la cetosis y la hipocalcemia no son la causa de los problemas de transición en las vacas lecheras, sino el resultado de la inflamación causada por la activación inmunitaria sistémica que se produce alrededor del parto.

Durante la transición a la lactación, las vacas lecheras tienen que someterse a una adaptación metabólica, digestiva e inmunitaria. Los recientes avances en nutrición de rumiantes ponen de relieve la importancia de la salud del intestino posterior como requisito previo para una adaptación digestiva sin problemas.

Las vacas lecheras experimentan 3 adaptaciones fundamentales durante la transición a la lactancia. La adaptación digestiva, metabólica e inmunitaria debe ser satisfactoria para evitar la activación inmunitaria sistémica y la inflamación.

La movilización de la grasa corporal en las vacas lecheras en transición es una respuesta fisiológica al aumento de la demanda de energía. El balance energético negativo no es una enfermedad. Algunas vacas con un BCS elevado tienen un tipo de metabolismo que puede hacer frente a una movilización masiva de grasa, mientras que otras no lo tienen.