La gestión eficaz de los pastos para el ganado vacuno es la piedra angular del éxito de la producción de vacuno de carne. Implica una combinación armoniosa de principios ecológicos y prácticas agrícolas encaminadas a mantener un forraje de alta calidad durante todo el año. Uno de los principales retos de la gestión de los pastos es hacer frente a la variabilidad provocada por las distintas estaciones, en particular las diferentes condiciones de las estaciones lluviosa y seca.
Durante la estación lluviosa, los pastos suelen florecer, proporcionando una abundancia de forraje exuberante y rico en nutrientes. Sin embargo, este periodo también puede presentar dificultades, como un mayor riesgo de compactación del suelo y pastos encharcados, que pueden reducir la calidad y disponibilidad del forraje. La aplicación de sistemas de pastoreo rotativo puede ayudar a mitigar estos problemas. Moviendo el ganado entre diferentes prados, los ganaderos pueden evitar el sobrepastoreo, permitiendo que los pastos se recuperen y mantengan su productividad. Este enfoque no sólo mejora la disponibilidad de forraje, sino que también promueve el crecimiento de las raíces y la salud del suelo, garantizando la sostenibilidad a largo plazo1.
Por el contrario, la estación seca suele traer escasez, con forrajes cada vez más escasos y menos nutritivos. Para combatir esta situación, los ganaderos pueden emplear técnicas estratégicas de gestión del pastoreo, como el pastoreo diferido y el uso de especies forrajeras resistentes a la sequía. El pastoreo diferido consiste en dejar que ciertos pastos descansen y acumulen forraje durante la estación lluviosa, para poder utilizarlo durante la estación seca. Esta práctica garantiza un suministro constante de forraje, incluso cuando las condiciones son menos favorables.