La fertilidad es la clave de la productividad del rebaño y uno de los principales factores de rentabilidad. Las vacas que paren y recrían cada 12 meses aumentan significativamente la productividad del rebaño. La infertilidad, o el hecho de que las vacas no vuelvan a parir, puede deberse a diversos factores, como una nutrición deficiente, enfermedades, estrés térmico, desequilibrios minerales o una genética inferior. Garantizar una fertilidad óptima ayuda a mantener un rebaño productivo y rentable.
Las causas más comunes de fallo reproductivo son
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Nutrición deficiente: niveles inadecuados de energía y micronutrientes en las vacas.
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Enfermedades venéreas: afecciones como la tricomoniasis (tricomonosis) y la vibriosis (vibrio).
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Enfermedades infecciosas: como el virus de la diarrea viral bovina, la rinotraqueitis infecciosa bovina y la leptospirosis.
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Problemas de los toros: infertilidad, enfermedades y lesiones en los toros.
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Cambios en la gestión de la temporada de cría: variaciones en la duración de la temporada de cría y en la proporción entre toros y vacas.
Estrés térmico en las explotaciones de vacas y terneros.
Otro factor importante es el estrés térmico. El estrés térmico en las explotaciones de vacuno de carne puede afectar significativamente al rendimiento reproductivo de una explotación de vacuno de carne de varias maneras:
Reducción de la fertilidad: el estrés por calor en el ganado vacuno puede reducir las tasas de concepción al afectar tanto a las vacas como a los toros. En las vacas, las temperaturas corporales elevadas pueden alterar los equilibrios hormonales críticos para la ovulación y el desarrollo embrionario. En los toros, el estrés térmico puede reducir la calidad y la cantidad de esperma, lo que reduce la fertilidad.
Intervalos de parto prolongados: el estrés por calor puede hacer que las vacas no tengan ciclos estrales o que éstos sean irregulares, lo que provoca intervalos prolongados entre partos. Esto reduce el número de terneros producidos anualmente y afecta a la productividad global de la explotación.
Mortalidad de embriones: las altas temperaturas pueden aumentar el riesgo de muerte embrionaria precoz, lo que provoca mayores tasas de pérdida de preñez en las vacas de carne. Esto reduce aún más el número de terneros nacidos en una explotación de vacas de carne y puede retrasar los intentos de reproducción posteriores.
y puede retrasar los intentos de cría posteriores.
Menor peso de los terneros al nacer: el estrés térmico durante la gestación puede afectar al desarrollo fetal, lo que se traduce en un menor peso al nacer. Los terneros que nacen con menos peso pueden tener peores tasas de supervivencia y tasas de crecimiento más lentas, lo que repercute en su peso al destete y en su salud en general.
Debilitamiento del sistema inmunitario: tanto las vacas como los terneros que sufren estrés por calor pueden tener el sistema inmunitario debilitado, lo que les hace más susceptibles a las enfermedades. Esto puede conducir a mayores tasas de morbilidad y mortalidad, disminuyendo aún más el rendimiento reproductivo y el valor de la cosecha de terneros.
Desequilibrio nutricional: las vacas estresadas por el calor suelen reducir su consumo de alimento para hacer frente a las altas temperaturas, lo que provoca deficiencias nutricionales. Esto puede afectar a la condición corporal y a la producción de leche, esenciales para el crecimiento y desarrollo de los terneros.
Para mitigar estos efectos, los productores pueden aplicar estrategias como proporcionar sombra adecuada, garantizar el acceso a agua fresca y limpia, optimizar el apoyo nutricional y ajustar los calendarios de cría a los periodos más frescos del año.