La eficacia del manejo del calostro en terneros de carne puede evaluarse mediante la medición de la transferencia de anticuerpos maternos. Esta puede analizarse a través de muestras de suero de terneros poco después del nacimiento, midiendo la concentración de inmunoglobulina G (IgG). Los terneros de carne requieren una concentración sérica más alta de IgG del calostro bovino (24 g/L) para indicar una transferencia exitosa, en comparación con los terneros de leche (10 g/L)10,11,12. Esta diferencia se debe a factores ambientales, de manejo y a mayores riesgos sanitarios10,13,14,15.
Mayor exposición ambiental a patógenos en terneros de carne
Los terneros de carne suelen nacer al aire libre, en pastizales, donde hay una mayor exposición a patógenos ambientales que en los sistemas lecheros. Esto implica una necesidad mayor de inmunidad, proporcionada por niveles más altos de IgG en sangre. Por ello, la calidad del calostro es clave para la inmunidad del ternero.
Diferencias en la supervisión materna y el cuidado inicial
Los terneros de carne reciben menos intervención humana al nacer y dependen más del cuidado de sus madres. En cambio, los terneros de leche son manejados individualmente, lo que reduce su exposición a patógenos.
Variabilidad en el consumo de calostro en terneros de carne
Los terneros de carne maman directamente de sus madres, y no se mide ni la calidad ni la cantidad de calostro ingerido. En comparación, los terneros de leche reciben volúmenes controlados de calostro de calidad. Esta variabilidad hace que la calidad del calostro sea aún más importante.
Expectativas de supervivencia y desarrollo
Se espera que los terneros de carne prosperen en ambientes más duros. Por lo tanto, requieren una inmunidad más fuerte que depende de una buena transferencia de inmunidad pasiva. En los sistemas lecheros, el entorno es más controlado y presenta menos desafíos sanitarios.
Mayor riesgo de enfermedades en explotaciones de vaca-cría
En las explotaciones de vaca-cría, los terneros permanecen con sus madres y están expuestos a otros animales y entornos compartidos. En contraste, los terneros de leche suelen criarse en condiciones más aisladas, lo que reduce su riesgo de enfermedad.
Diferencias fisiológicas e inmunológicas
Las razas de carne pueden tener mayores demandas fisiológicas o respuestas inmunitarias distintas a las de las razas lecheras, lo que requiere un umbral más alto de IgG para lograr una protección adecuada.
En resumen, el manejo del calostro en terneros de carne se considera adecuado si alcanzan un nivel de IgG sérica de 24 g/L10,11,12,13,14,15. Esto refleja los mayores riesgos y desafíos en comparación con la producción lechera.
¿Cómo mejorar el manejo del calostro en terneros de carne?
Las buenas prácticas incluyen que los terneros reciban calostro dentro de las primeras 2 horas de vida, ya que la absorción de IgG disminuye significativamente después de 12–24 horas. Los terneros deben consumir entre el 8 y 10% de su peso corporal en calostro en las primeras 24 horas. Para un ternero de 40 kg, esto equivale a unos 3–4 litros. La mayoría mama directamente de la madre, por lo que no se mide la calidad ni la cantidad del calostro ingerido.
Por eso es fundamental implementar estrategias para mejorar la calidad del calostro en vacas de carne, reduciendo el riesgo de que los niveles de inmunoglobulina en el ternero no alcancen los 24 g/L.
El calostro bovino de alta calidad contiene niveles adecuados de IgG, nutrientes y factores de crecimiento esenciales para la salud del ternero. Las mejores prácticas incluyen optimizar la salud y el manejo de la vaca durante la gestación y el periodo inmediatamente posterior al parto.